- El arquitecto barcelonés Jordi Badia, autor de obras como el Tanatorio de León (Premio Architectural Review 2001), recibe tres de los premios más prestigiosos de Polonia por su proyecto de la nueva sede de la universidad de cine en Katowice.
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- Esta obra acaba de ser premiada además en la XIV Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo celebrada recientemente en Santander.
- El reconocimiento internacional coincide con la celebración del 25 aniversario del estudio.
Patio interior de la universidad que favorece la relación entre los estudiantes de la nueva universidad. Fotografía: Adrià Goula
Barcelona, septiembre. La arquitectura española sigue cosechando éxitos internacionales. El proyecto de la nueva sede de la universidad de cine en la ciudad de Katowice, en Polonia, acaba de ganar su tercer premio consecutivo como “Mejor edificio del año” en Polonia. Tras otorgárselo la revista Politika y la plataforma de arquitectura Bryla, la Asociación de Arquitectos Polacos (SARP) acaba de concederle el Premio a la mejor realización del 2017.
El proyecto refleja una nueva tendencia europea que aprovecha las oportunidades que ofrecen antiguos edificios industriales en desuso que se adaptan para nuevas actividades cívicas. En este caso, la nueva facultad absorbe el edificio existente, una antigua fábrica de bombillas, integrándolo en el conjunto.
El proyecto propone mantener el edificio preexistente, construir una barra continuando la edificación y construye un volumen de baja altura en el interior de la manzana con un patio como protagonista de la intervención. La propuesta se muestra sensible con el cuerpo existente, aprovechando sus valores plásticos y materiales, y erige sobre él un volumen abstracto de celosía del mismo ladrillo que continua la forma en sección de su vecino. El nuevo edificio colmata la totalidad del solar y lo vacía para generar un gran patio central, punto de relación social de los diferentes talleres y aulas de la nueva universidad.
El edificio de la antigua fábrica de bombillas se mantiene como parte del legado industrial de la ciudad. Fotografía: Adrià Goula
La ciudad de Katowice, situada al sur de Polonia, espera que este proyecto reactive y catalice la transformación del centro histórico. El proyecto, que ha liderado BAAS junto a sus socios polacos GRUPA 5 y Maleccy, desarrolla una solución icónica que se asienta en los valores tradicionales de la arquitectura catalana como son el respeto a la ciudad, a la memoria del lugar y el especial carácter de su espacio público. El nuevo edificio se ha construido en el solar que ocupaba una antigua central transformadora, que las bases del concurso proponían demoler pero que la propuesta de BAAS ha mantenido y adaptado como biblioteca universitaria. Este gesto de reciclaje de las edificaciones existentes constituye uno de los rasgos más característicos de la arquitectura que defiende Jordi Badia, que ya ha obtenido diversos premios por intervenciones parecidas. Para construir la nueva Facultad de Radio y Televisión, se han aprovechado los valores plásticos y los materiales de la construcción existente, erigiendo sobre ella un volumen abstracto generado por un muro cortina. Además, se ha construido un volumen de baja altura en el interior de manzana con un patio central que se convertirá en el núcleo de las relaciones sociales de los alumnos. El patio y las celosías son los protagonistas de esta propuesta.
La lección que aporta Jordi Badia a Polonia tiene que ver con su ciudad, Barcelona, donde el espacio público y la ciudad son protagonistas sobre los edificios. El arquitecto trata de exportar esta idea de la arquitectura cambiando y mejorando, a través de sus edificios, la visión que tienen las ciudades de sí mismas, poniéndolas al servicio de sus habitantes. “Las ciudades ya no sólo deben reutilizar o reformar su arquitectura sino que deben adquirir el compromiso de reciclarla. El valor de los edificios no sólo reside en su calidad arquitectónica reflejada en sus virtudes plásticas o espaciales, si no que se encuentra en su capacidad de preservar la memoria colectiva de las personas que viven en las ciudades dónde se construyen”.
Con el reconocimiento internacional de este proyecto, Jordi Badia (BAAS) consolida una estrategia de internacionalización que apuesta por exportar los valores de diseño, calidad e innovación que identifican la arquitectura española.
HISTORIA DEL PROYECTO, por Jordi Badia
Después de haber conocido la ciudad de Katowice a raíz de una conferencia en la asociación de arquitectos, quedé fascinado por una ciudad cuyas fachadas estaban teñidas por el color oscuro de las minas de carbón de Silesia. Cuando al cabo de unos años apareció el concurso de arquitectura para la nueva universidad de cine Krzysztof Kieślowski (el director de la trilogía Tres Colores y de La Doble Vida de Verónica, un autor que me interesa especialmente) me llamó la intención y decidí presentarme.
En las bases se hablaba de una antigua fábrica de bombillas que debía demolerse para albergar el nuevo edificio, pero en el estudio quedamos maravillados con las texturas del ladrillo no sólo de la fábrica sino de las medianeras que lo envolvían. La calle tenía un carácter muy marcado, con edificios tradicionales de cubiertas en mansardas bastante peculiares y llegamos a la conclusión de que insertar un nuevo edificio que sustituyera la antigua fábrica tendría consecuencias nefastas para el espacio público, que perdería esa atmósfera para siempre.
De alguna manera, a lo largo de los años, el edificio de la fábrica de bombillas se había apropiado del lugar y se había ganado el derecho a permanecer allí. Así que decidimos mantener la fábrica y ampliarla usando los mismos materiales, como si fuera una consecuencia lógica de un crecimiento, podríamos llamar ilógico, de la ciudad en ese punto.
De todas las propuestas presentadas, la nuestra fue la única que conservó la antigua fábrica de bombillas, y el jurado resaltó que el proyecto (anónimo) había resultado ganador por ser el que preservaba mejor los valores de la ciudad y el más “polaco”. Esa manera de concebir la arquitectura como una pieza que contribuye fundamentalmente a la construcción de la ciudad, y que adopta su forma y materialidad en base a ese rol y no por decisiones de su autoria personal, creo que es una de las herencias de una manera de entender la arquitectura muy afín a la Escuela de Arquitectura de Barcelona que en los últimos años en los que ha habido unos ciertos excesos formales en la arquitectura internacional cobra mucho más sentido.
Para responder adecuadamente a los requerimientos específicos de Polonia, complementamos nuestro equipo con dos equipos locales: Grupa 5, con sede en Varsovia que ya había ejercido como socio local de grandes estudios internacionales, y Maleccy, un estudio de arquitectura con sede en Katowice que nos permitía seguir más intensamente la dirección de las obras desde la propia ciudad. Los primeros estudiantes entraron en la universidad en enero de este mismo año 2018 y probablemente se celebrará una inauguración oficial este otoño coincidiendo con el inicio del nuevo curso.